lunes, 25 de abril de 2016

Todo lo que tú puedes hacer.

Un día, caminando por la calle Reyes Católicos, de repente decides que quieres ser madre. Es tu gran sueño. Te imaginas embarazada y siempre que se imagina una embarazada, se imagina con una gran barriga, casi a punto de estallar. Pero tu novio no quiere tener hijos y tampoco puedes, porque no tienes medios así que esperas, esperas el mejor momento. Entonces cortas con tu novio y piensas que le querías, lloras, le echas de menos pero piensas que por lo menos ahora tendrás la oportunidad de conocer a alguien que te acompañe en tu proyecto de ser madre. Conoces a alguien que sí lo hace, además encuentras un trabajo, por fin tienes medios económicos, pero el niño no viene. Tú estás bien, tu pareja también está bien, pero el niño no viene. Entonces te haces pruebas y declaran "un factor masculino" y vas a una clínica y te sacan ocho embriones y ves como todos van muriendo sin llegar a ser personitas y decides que no quieres seguir por esa vía terrible. Entonces inicias la adopción. Pero en mitad de la adopción, te das cuenta  de que nunca podrías hacer feliz a tu pequeña china porque tu pareja es un maltratador. Consigues huir. Mejoras en tu trabajo. Vas a la seguridad social, te deniega el tratamiento porque no tienes pareja. Conoces a un chico. Te va bien, pero no está comprometido. Llamas a un seguro privado. No cubre el tratamiento de fertilidad. Dejas al chico. Conoces, por fin a la persona adecuada. Vas a la Seguridad Social, te deniega el tratamiento porque tienes 38 años y como la lista de espera es de dos años, no vas a poder hacerte el tratamiento porque tendrás 40 y a partir de esa edad la Seguridad Social te lo deniega. Viene la crisis, te quedas sin dinero para pagar un tratamiento de fertilidad. Te dice la familia que te ayudará. Vas al médico y te dice que con 42 años ya no puedes apostar por tus propios óvulos. Entonces vienen las lluvias de "si hubieras hecho esto o si hubieras hecho lo otro" y te pones a llorar porque no hay nada que no hayas intentado durante estos últimos 20 años. Simplemente todo salió mal. Entonces se va la regla, junto con el dinero y con las esperanzas. Todo parece perdido. ¿Todo?

Decides que no te vas a  rendir. Decides que conseguirás el dinero. Decides, que vas a muerte, que no te piensas rendir. Estudias sobre plantas que mejoran la fertilidad. Estudias sobre medios que pueden ayudar. Estudias sobre formas de conseguir dinero para un tratamiento.... sabes que está difícil... pero sabes que todavía no te han tumbado. Entonces empiezas a escribir este blog. El blog de la NO RENDICIÓN.